¿Qué es el TDAH? Entendiendo el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad
En el entorno escolar, cada alumno es único. Algunos tienen facilidad para concentrarse y seguir instrucciones, mientras que otros pueden parecer despistados, inquietos o impulsivos. En muchos casos, estas conductas están relacionadas con un trastorno del neurodesarrollo conocido como TDAH o TDA, que afecta a miles de niños y niñas en edad escolar.
¿Qué es el TDAH o TDA?
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH/TDA) es una condición neurológica que influye en la capacidad de atención, el control de impulsos y, en algunos casos, en el nivel de actividad física. Aunque se manifiesta en la infancia, puede continuar en la adolescencia e incluso en la edad adulta.
No se trata de un problema de conducta ni de falta de voluntad. El cerebro de las personas con TDAH funciona de manera distinta, especialmente en lo relacionado con la autorregulación y la planificación.
¿Cuáles son los tipos de TDAH?
Los especialistas distinguen tres presentaciones principales del trastorno:
- Predominantemente inatento (TDA):
Los niños con este tipo suelen tener dificultades para concentrarse, seguir instrucciones, recordar tareas o mantener la atención durante mucho tiempo. A menudo pasan desapercibidos, ya que no suelen mostrar hiperactividad. - Predominantemente hiperactivo-impulsivo:
Son niños muy inquietos, que se mueven constantemente, interrumpen, hablan sin parar y tienen dificultad para esperar su turno. A veces se interpretan como “maleducados” cuando en realidad están luchando por controlar su impulsividad. - Combinado:
Presenta síntomas tanto de inatención como de hiperactividad e impulsividad.
¿Cómo reconocerlo en el aula o en casa?
Algunas señales frecuentes pueden incluir:
- Le cuesta mantener la atención en clase o en los deberes.
- Pierde u olvida con frecuencia materiales escolares.
- No termina tareas o necesita más tiempo que otros.
- Habla mucho, interrumpe o no respeta turnos de palabra.
- Tiene dificultades para organizarse o seguir rutinas.
- Se frustra fácilmente o cambia de actividad sin terminar la anterior.
Es importante recordar que todos los niños pueden mostrar alguna de estas conductas ocasionalmente. Sin embargo, el TDAH se diagnostica cuando estos comportamientos son persistentes, aparecen antes de los 12 años y afectan de forma significativa su vida diaria.
¿Qué hacer ante la sospecha de TDAH?
Si como madre, padre o docente observas varios de estos síntomas de forma constante, lo más adecuado es acudir a un profesional: pediatra, psicólogo infantil o neurólogo. Un diagnóstico temprano permite diseñar estrategias de intervención que favorezcan el bienestar del niño y su aprendizaje.
¿Cómo podemos ayudar?
El apoyo de la familia y la escuela es fundamental. Algunas recomendaciones útiles son:
- Establecer rutinas claras y visibles.
- Dar instrucciones breves y concretas, paso a paso.
- Usar refuerzo positivo en lugar de castigos.
- Dividir las tareas largas en partes más manejables.
- Favorecer el movimiento controlado (pausas activas, estiramientos).
- Crear un entorno de aprendizaje con pocos estímulos distractores.
Conclusión
El TDAH no es una moda ni una excusa. Es una realidad que afecta a muchos niños y niñas que, con el acompañamiento adecuado, pueden desarrollar todo su potencial. Comprender este trastorno es el primer paso para ofrecerles las herramientas que necesitan y construir una educación más inclusiva, empática y personalizada.
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